El Centro de Innovación Social de la Agencia Nacional para la Superación de la Pobreza Extrema (ANSPE), Comfama y EAFIT Social debatieron en torno al tema de la innovación social y su papel en la lucha contra la pobreza el pasado 13 de junio, invitados por el Centro de Pensamiento Social*
En el evento se dieron a conocer las oportunidades y los retos tanto del proceso de innovación social con un criterio de equidad, como de la articulación entre innovadores sociales. La estrategia de innovación social del gobierno nacional apunta a generar bienes y servicios a los que pueda acceder el segmento de población en condiciones de pobreza extrema, que permita finalmente, superar dicha condiciones.
En el evento se hizo énfasis en que las nuevas fuentes de recursos frescos para la innovación se convierte en una oportunidad de oro; sin embargo, surge la necesidad de vincular esos recursos con las innovaciones a través de alianzas público-privadas, principalmente.
Una de las conclusiones fue que estos procesos deben estar orientados a la solución de problemas que afectan a las comunidades, particularmente a las más pobres. Especial atención merece la disminución de los riesgos y vulnerabilidades de estas personas para mejorar su acceso a servicios y su calidad de vida, según explicó Sofía Botero, jefe de la Unidad de Cooperación Internacional de Comfama. El manejo del riesgo es una característica fundamental de todo proceso de innovación. Éste es uno de los mayores retos para la participación directa del sector público. Las agencias del Estado están sujetas a una anualidad fiscal y deben presentar resultados casi inmediatos. Éstos son procesos que requieren tiempo y muchas veces los resultados sólo pueden concretarse en el mediano o largo plazo. Es por esto que el papel del sector público se ha limitado a la coordinación y articulación de redes de innovadores privados, y de los mismos con las comunidades receptoras de las innovaciones, aprovechando la capacidad estatal para acceder a ellas.